Naufragio

por fernandobenavides

Mi afecto está dañado, no lo había visto, estaba nadando en desesperación para huir del naufragio, en donde el mar se volcó en si mismo, las nubes acosaron y las promesas se escondieron en el fondo oscuro del mar dormido, en una caja con doblones que algún día regresaré a buscar, esperando quitar con cuidado el agua sobre el agua, abrazando el cofre aquel tan querido de mi amor.

Me quedo en la boca de la arena para recuperar el asombro, en la respiración profunda, en la isla desierta de la soledad. Soy el olvido.

Dejé de poder cuando el cielo se vino encima, caí de la proa y la popa me arrojó a una bestial ola que me abandonó con desdén aquí. Tengo todo lo perdido contado, nada se me escapa, nada puedo tener, mis manos se estiran, los dedos se esfuerzan y todo se aleja, se hunde, se queda sin mi.

Ni ropas, ni sombras, no hay nada aquí, tengo que construir usando la arena que se come grano a grano y me deja con las ganas, tendré que aprender a construir donde no hay para estar solo y ser yo mismo, sin que la sombra me diga la hora ni la lluvia se digne.

Soy todo lo que recuerdo y lo que olvidé, la paciencia perdida, todo el cuerpo abandonado, lo que no se ve, lo que regresará hasta que aprenda quién es. Soy lo moribundo, soy las plagas y los arboles de mi turbia imaginación, los pinos y las cartas.

Ahora estoy aquí, pequeño, esperando un día entender; a la guarda de una nueva ola que me regrese a buscar el preciado cofre al fondo del mar.

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