Bicicleta

por fernandobenavides

Un día le regalé una bicicleta; estoy seguro que nadie le dará un mejor regalo, ni yo daré, jamás, un regalo mejor.

La compré en navidad y la escondí en la casa donde vivíamos, entonces, por la noche, como si fuera Santa Claus, se la di, y ella, a sus 28 años, de pronto tuvo 8. Sus enormes ojos, su voz y su felicidad se desparramaban a sus pasos, tras sus píes, en cada palabra y en su respiración de niña feliz.

Es una bicicleta hermosa, blanca con flores rojas, acaso algunas rosas y, estoy seguro, es la más veloz de todas.

Ahora no la usa, hay otras cosas y el tiempo se cuenta escaso en la ciudad; en realidad la usó poco, pero recuerdo haberla visto, como nunca vi a nadie, tan feliz en su bicicleta, que su imagen estará siempre en mi mente, en mi memoria y en mis palabras, cuando pase por aquí, donde ella y su bici, anduvieron una vez.

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