Si crees, como yo…
por fernandobenavides
Hay noches, como está, en la que uno se asemeja a la abeja que ha picado, sentenciada a muerte. Uno muere muchas veces.
Pero si tú, como yo, te has dado cuenta esta noche que el mundo se vino abajo, que hay pilares a tus píes, que ya no tienes qué levantar porque todo está al suelo;
si tú como yo buscas una puerta y no tienes más que el cielo a tu cabeza y no hay otro techo,
si como yo te das cuenta que has regresado al principio, con un par de años más, y tus huesos duelen, duele tu pisada,
si crees, como yo creí, que todo era una mentira, entonces no has visto toda la batalla,
ni te has acostado sobre tus tripas, con las mismas que sentiste desesperación al momento de la caída.
Si crees que nada valió la pena porque al final no te quedaste con la chica, o el chico,
entonces no te lo merecías.
Si vas a despreciar el día porque en la noche se desprenden mejor tus confesiones,
entonces no encontrarás otras piedras para tropezar, o levantar.
Si te apenas por ti,
entonces mereces sólo pena.
Si cuando volteas la cabeza te das cuenta que fuiste a cada esquina por la oportunidad de lograr algo,
si volteaste y te abofetearon, si aceptaste tu parte de la culpa,
si te metiste en una cueva oscura o encontraste en tu camino el mar furioso,
si te quedaste callado y por las noches diste todo,
si peleaste como el último desgraciado,
o acudiste por tu mujer, por tu hombre, en cada estampida desbocada,
si la rescataste y le curaste las heridas,
si la llevaste al sol y le diste a beber de tu alcohol y de tu sangre,
si fuiste abrigo y te dejaste cobijar,
si hiciste todo eso o eso apenas fue el principio, entonces puedes estar tranquilo,
la pelea fue justa y empezarás otra,
y después vendrán muchas más,
y morirás sin comprender una gran cantidad de cosas,
y no sabrás por qué acabó tu oportunidad con la mujer que acabas de perder,
pero igual no entenderás por qué estás en tu último año de vida a los treinta, o a los cien años,
pero estarás tranquilo porque diste todo,
y te quedaste con ese sentir,
que fuiste amante y boxeador, uno bueno,
que fuiste granjero y un bastardo, uno bueno también,
y entenderás que no vas a ser el mejor, pero seguirás siendo tú,
y podrás bajar el vuelo tranquilo, que el viento seguirá soplando.