Encontrar
por fernandobenavides
A veces, cuando cierro los ojos, nada ha pasado y todo sigue igual, igual a cuando estaba bien, o al menos cuando no iba en caída libre, directo a la mierda, o a la seda de los días.
Se me ha ido lo salvaje de las ideas, no puedo mas que pensar en lo bien que estaría caer del todo, pero no puedo, no me decido a terminar todo, ni me gusta que todo siga igual.
Aquí en la caída no hay nada nuevo, no hay eco de los deseos que hace tiempo desee, ni aire que dure mucho. Las palabras que tengo son las mismas, no he descubierto el lenguaje que buscaba y he quemado el roído mapa en el que recargaba la poca fe que tuve desde que comencé a creer, hace tiempo.
Los caminos son limitados, lo oscuro dejó de ser y ahora es gris, no hay pared enfrente mío, no hay calor, no hay dudas, no hay preguntas; claro, las respuestas se han ido comiendo unas a otras y la que queda está comiendo su cola, casi llega al final.
No me entretengo en ratos, ni la miseria me es suficiente, esa que tanto tenía.
Mi último amor fue grande, y amé hasta no querer.
Luego busco algo bajo la noche y en el día me apena no haberlo encontrado, no es posible leer así, sin buenos ojos, sin encontrar entre las líneas, más allá del alcohol… los ojos se empiezan a atrofiar, los oídos no escuchan de dónde vengo, y ya dejé de extrañar lo que antes era, entonces no tengo dónde regresar.
Todo es poco.
Extraño esperar, extraño perder o anhelar, que es lo mismo, con una pequeña acción al medio de la falda.
No quiero a nadie, no cambio nada, escucho diminutos susurros y me quedo con ellos.
Nadie va en medio de la calle y he dejado de frecuentarla, pero espero, algún día, tener tiempo suficiente para perderme de nuevo, y encontrarme.