Momentos

por fernandobenavides

Era invierno,
y el año acababa de comenzar;
habían sido días difíciles
o días de cambio,
que suele ser lo mismo.

Yo vivía en un pequeño departamento,
pero era suficiente
para poder estar
y escribir.
Un hombre necesita ambas cosas.

Había conocido otras personas
cuando salía,
con las manos en los bolsillos
al parque,
y todos sacábamos a los perros
y estábamos algunos minutos allí,
mientras los animales corrían
con la poca sangre salvaje que les quedaba.

Un día pensamos
que sería buena idea ir a otro lugar,
más grande,
y llevar algo de comida,
vino y cerveza.

Y fuimos y estuvimos,
y todos parecían sentirse bien;
nos sentamos en el pasto,
y platicamos
mientras veíamos cómo
los animales corrían de nuevo;
alejándose de la desesperación.

Todos reíamos
y platicábamos
de escritores,
de músicos,
pero todo
al nivel del mar
cuando no ambiciona comerse la tierra
ni seca la sal.

Y estuvimos allí,
bebiendo vino
y cerveza;
el sol fue recorriendo cada parte del lugar,
como si tocara cada pasto
y lo llenara
de un cálido oro.

Cuando nos dimos cuenta
habían pasado muchas horas
y nadie se quería ir,
porque todo estaba bien.

Habíamos encontrado un lugar
y un tiempo
lejos de todo,
que recordaríamos
como el momento en que nada importaba,
y nos permitimos pensar
en la posibilidad
de correr desbocados
como aquellos perros,
y tranquilos
si es que eso queríamos;
y nos quedamos callados
contemplando todo aquello
mientras nuestras manos
tocaban el pasto.