Incapacidad
por fernandobenavides
Llevaba una botella de vino y varias cervezas,
el mundo se había derrumbado
pero no se había destruido;
no había almas perdías en la calle,
ni en mi cama,
no en el telefono;
no estaban encontradas.
Todos estábamos perdidos.
La realidad tenía algo de distante,
y los deseos que no se habían cumplido
tocaban la puerta
a la 1 de la mañana.
Las palabras no funcionaban
para quien estaban dirigidas,
de alguna manera no sabía hablar
y tenía esta incapacidad de amar,
o de intentarlo.
El alma galopaba
sin destino alguno,
estaba viva,
sin sentido,
como si tuviera prisa de llegar
más allá de donde alcanzo a ver.
Quizá sea el alcohol
la desesperación,
la soledad,
la esperanza,
el cuento de la infancia,
la guerra más allá de la carretera,
del oceano,
o la paz de una pareja que hace el amor
por toda la humanidad;
pero el mundo carece de rumbo
cuando quieres detenerte a observar
y nadie más está interesado en hacerlo,
ni está interesado en encontrar
todas palabras perdidas.
Así que estaba aquí,
con el árbol frente a mi ventana,
los dos recibiendo el sonido del viento
y abrigando la noche,
sin nadie que nos viera,
muy mudos,
muy tristes,
queriendo no estarlo,
sin que comprendiera
todo lo que decíamos.
Está bien,
esperar,
o morir cada noche
en la lápida de tu propia espera.