Prohibiciones
por fernandobenavides
Los recuerdos se suben a mis hombros
y no puedo hacer nada al respecto;
todo lo que hice y lo que no logré,
todo lo que no amé,
ahora llega
estrellándose en las rocas de mis noches.
En ocasiones me abandona la virtud
y me encuentro más solo que nunca;
yo que me acompaño de oscuridad
y vivo de lo muerto.
La desesperación ya no me grita fuerte
y los viajes se han terminado,
el mundo se acaba en mi puño
y la lluvia se destierra del desierto.
Ahora las noches no tienen sonido de mar
ni llegan los gritos de mujeres trepando por la pared.
Aunque
de pronto
los sonidos de los que he escapado
vuelven a aparecer en el abismo del silencio:
golpes de puertas que cierran
y susurros que no se alejan.
La tranquilidad es un estado que no se me permite
y quizá
el amar
tampoco.