Inmortal
por fernandobenavides
No puedes retenerme toda la vida,
no puedes,
no puedes tenerme allí, a tu lado, en el abismo,
en mi abismo, en la coyuntura donde mi destino es la rastra.
No estoy a la espera de la salvación aunque, cierto, estaba a tu espera,
pero no puedes retenerme toda la vida,
no puedes retenerme a tu lado;
y ando,
caigo,
como tierra,
escucho las campanas de la salvación,
y las ignoro,
porque te tenía a ti,
y no puedes retenerme a tu lado.
A ti no te gustaba mi melancolía,
no te gustó lo que te gustaba de mi,
yo te veía nadar y romper las olas, elegante,
dar una brazada hacia mi y dos alejándote de mi mirada.
Pero qué puedo hacer,
si escribo de tristeza,
rebusco atardeceres,
donde acompañado estaba solo.
Y tú no entendías que de la sombra se nutre mi sangre,
decías comprender y la acción era diferente,
rabiosa contraria que evade aceptación.
Rememoro mejor el torrente de lluvia que la arena,
pero la vida vivida eras tú,
realidad mayor al recuerdo,
más preciada, más amada,
el tiempo era nuestro aliado,
y no puedes retenerme a tu lado.
Ahora qué me queda,
sino hacerte lo que tanto anhelabas,
recordarte como preferías,
sin saber que para ser recordado hay que estar separados;
bien,
aquí lo haremos, de una vez por todas,
la primera de muchas, el tanto inagotable,
ahora serás palabras queridas,
actos lejanos,
recuerdos poblados,
dolor del ser,
sollozo callado, oscuro,
tiempo acabado,
visita fúnebre, recurrente,
amada esperanza,
acto de mis escritos,
mujer lejana,
presente funerario,
pasado anhelado,
esfuerzo nulo,
recuerdos hermosos.
Ahora te haré inmortal, cómo tanto querías ser,
porque nunca fuiste feliz a mi lado,
tenías urgencia por pertenecer a mi pasado,
para que escribiera de ti como lo que no pudo ser,
y no como lo que eras.
Quizá por eso decías que nunca escribí de ti,
por eso olvidaste todas mis palabras,
tantas de ellas,
porque no eran como las otras,
porque no eran de dolor,
porque no eran de fracasos,
como las demás;
no viste que eras mi presente,
mi mundo real,
mujer de mis caricias,
promesas carnales,
actos carnales,
esperanzas reales,
ciertas, no palabras;
envidiabas las frases escritas a lo que no fue,
lo que no fue,
y ahora somos lo que no pudo ser.
Ahora serás inmortal, y yo estaré a tu lado,
en mi abismo,
me mantendré viendo el oscuro arrecife,
cobijandome con tu recuerdo,
bebiendo la memoria de tu voz.
Ahora serás inmortal, como tanto envidiabas ser.
Y yo, así, regresaré a ser el ser que amaste sin conocer,
regresaré a ser el que no tiene rostro,
el que escribe por la madrugada,
el que se refleja en su ventana,
solitario de nuevo,
el que se mantiene tranquilo, sin esperanza.
Seré imaginación de nuevo,
serás musa mía,
lejos de mi,
como quisiste, como buscaste, como lograste.
No puedes retenerme toda la vida,
no porque yo no quisiera,
no por mi libertad ni mi egoismo,
no porque no lo anhelara contigo,
sino porque no puedes, tú, tenerme a tu lado.
Inmortal como querías serás
y estaremos separados.
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