Solos a las 3 de la mañana
por fernandobenavides
Probablemente todos estemos enfermos de desesperación a las 3 de la mañana,
y todos recurramos,
al día siguiente,
a olvidar.
Probablemente nos damos cuenta,
a esa hora
que siempre vamos a estar así,
y lo demás,
es sólo un engaño.
Quien cree fervientemente lo contrario,
es quien se engaña mejor
y
casi puede convencer…
casi.
A las 3 de la mañana,
todo se escapa de nuestras manos:
las suplicas
y las mujeres que están lejos;
las que están cerca
y no comprendemos.
El hombre quiere morir a las 3 de la mañana,
o prender un último fuego,
que lo haga llegar
cuerdo a la madrugada.
Todos estamos abandonados,
juntos,
abandonados,
a las 3 de la mañana.
Tememos despertar
a esa hora
y darnos cuenta
que la persona dormida a nuestro lado,
está sola,
porque tú,
en realidad,
no perteneces allí.
Todos estamos
convencidos
que –mañana–
lo mejor es olvidar
nuestra naturaleza de tierra seca,
abierta,
sin agua que cruce nuestra sed.